Bicentenario de un Nacimiento

Vigilia e Incertidumbre de la Modernidad
(o el terror antes que el monstruo)

No todos los años tenemos la oportunidad de revivir la figura de un escritor como Edgar Allan Poe. La celebración del Bicentenario de su nacimiento nos convoca en torno a las diversas aristas de su creación y sus alcances, buscando transformar la pesadilla del “entierro prematuro”, profecía cumplida del genio, en un espacio de reflexión interdisciplinario. El Postgrado en Filosofía de la Universidad Católica de Valparaíso (Chile) invita a participar de un Coloquio dedicado a la figura de Poe, a realizarse los días 21, 22 y 23 de Octubre del 2009 en el Aula Media de la Facultad de Filosofía y Educación de la PUCV en torno a las siguientes temáticas


- Expectativa, exaltación y belleza en Poe
- Cosmogonía en Allan Poe
- Poe y la "forgotten lore"
- Criptogramas, cálculo y ciencias exactas
- Poe y las categorías estéticas en clave negativa
- Influencia de Allan Poe en la escena literaria moderna
- Concentración causal y efecto shock del relato breve


- Estudios psicoanalíticos del autor y su obra
- El cuerpo y la enfermedad en Poe
- Panteísmo y horror en la obra de Poe
- Configuracion de Tiempo y Espacio en la Narrativa de Poe
- Lógica del Acontecimiento como parámetro para pensar la verdad



Programa
Miércoles 21
15:00-16:30 Palabras inaugurales. ----José Gurpegui (Director del Instituto Franklin-Universidad Alcalá de Henares, España) “Edgar Allan Poe o una trágica vida de novela”.Daniela Orostegui (Lic. en Lengua y Literatura Hispánica, Universidad de Chile. Magisterã) “El motivo del doble en “William Wilson””
Modera: Tuillang Yuing Café
17:00-17:15 Animación: El Corazón Delator 17:15-18:30 Mª Paz Contreras (Licenciada en Literatura Creativa, Universidad Diego Portales, Est. Magister en Literatura U. de Chile) "El gato negro, El corazón delator y El demonio de la perversidad: cosmogonía y configuración de una estética en Poe”.Pablo Pulgar-Flavio Dalmazzo (Est. de Licenciatura en Filosofía, PUCV).“Notas sobre Eureka”
Modera: Mariela Ávila.
Jueves 22
12:00 Película: Ligeia (Roger Corman) 15:00-16:30 Federico Arias (Lic. en Letras, mención lingüística y literatura Hispánica) “La inversión de la racionalidad detectivesca en los inicios de la narrativa de enigma: una lectura intempestiva”.Martín Figueroa (Est.doctorado en filosofía PUCV. Prof. Academia de Humanismo Cristiano) “Sobre el uso estético de la razón en el Dupin de Poe”Pablo Solari (Licenciado y Magíster en Filosofía, Universidad de Chile) “La abducción y la estructura del cuento policial en Poe”.
Modera: Patricia González Café
17:00-17:30 Corto: El pozo y el péndulo. Video: “Hipóstasis cotidiana de un vórtice”. Texto corto: Rocío Rivas 17:30-19:00 Gustavo Celedón (Mg. en Filosofía PUCV, Doctorando en Filosofía, PUCV Conicyt) “Eureka y la especulación del tercer mundo”.Gabriel Matelo (Prof. de Literatura norteamericana, Universidad Nacional de la Plata, Argentina) “Edgar Allan Poe y su modelo de producción literaria”
Modera: Pedro Sepúlveda.
Viernes 23
12:00 Película: La Chute de la Maison Usher (Jean Epstein) 15:00-16:30 Fernanda Román y Felipe Torrealba (Tesistas de Licenciatura en Literatura, Universidad de Chile) “Desplazamientos y símbolos en La Narrativa de Arturo Gordon Pym”Andrés Ferrada (Mg. en Literatura Norteamericana, California State University. Fullerton. Prof. de Literatura Inglesa y Norteamericana, ILCL, PUCV) “Contrapuestos y Subversión en la Narración de Arthur Gordon Pym”
Modera: Felipe Ramos Café
17:00 Lectura de "El Cuervo" por Matías Jaque. 17:10 Pablo Oyarzún (Decano de la Facultad de Arte, Universidad de Chile) “El abismo de la Sublimidad”Rocío Rivas (Est. Doctorado en Filosofía, PUCV, Conicyt) “Horror del tiempo fosilizado”Leandro Jaque (Tesista de Lic. en Filosofía, Universidad de Valparaíso) “Muerte, parábola y horror”
Modera: Camilo Rojas.
18:30 Animación: La caída de la casa de Usher.Eduardo Morales: interpretación musical, guitarra clásica. 19:00 Vino de honor. Sala de exposición pictórica















Fisonomía Preliminar de un Castillo Interior




Ahondar en el legado de Poe es mirar a la altura donde resuena un juego de artificio. Tan variadas son las luces en la economía de sus relatos que en la literatura su pluma es asidero y condensamiento de lo que entendemos por esa llamada “modernidad” resaltada en el vuelco perceptivo generado por la revolución industrial del s. XIX. Fue en el auge de este escenario donde las circunstancias biográficas de Edgar Allan Poe prefiguraron un destino marcado por una vida en desarraigo y roturas de toda índole, traspasada por la miseria de la labor incomprendida y desplazada en su Norteamérica natal, y que en 1856 Baudelaire describiera como su cárcel o “implacable dictadura la de la opinión de las sociedades democráticas”. Forzosamente puede resonar esto en el nombre de un poema: “A dream within a dream”[1], pues la fantasía literaria de Poe se vio en la marea de ese otro llamado “sueño americano”, cuya lógica inflamada de éxito en la emergente sociedad industrial, -obediente a las disposiciones lúcidas de la razón ilustrada- mantenía una suerte de rostro de Jano, por cuanto se constituía en potencias ambiguas y destructivas en un sujeto burgués que, renacido, se perdía a sí mismo afirmado como Hombre de la Multitud[2]. Ahí en el centro, en el flujo humano de un negro Maelström[3] se hundía éste en la amalgama homogeneizante de movimiento y confusión en las calles de la ciudad moderna. Confusión que igualmente detentan los personajes de Poe tal espejos de una naturaleza trágica y desarraigada, como enigmas de sí mismos en una atmósfera y decadencia chocantes para una sociedad abocada a las prescripciones de su escalada técnica. ¿Cómo mirar desde esta época entonces a un autor que en escenarios aristocrático-burgueses, moldea el horror y el absurdo atisbando sí el umbral de la claridad mental? Barruntar así la experiencia fundacional del sujeto moderno en su prosa, es situarse a punto en el despeñadero, bajo el miedo desacorde, en el preludio a la destrucción y a todas las mareas psíquicas del “mare tenebrarum”[4] de lo “lüsst sich nicht lessen, que no se deja leer”.[5] Porque Poe parece haber forjado y contrapuesto una gramática a su época de expansión, justamente, por la búsqueda de huellas de una negatividad originaria en el acontecimiento extraordinario que cristaliza en el relato corto, donde un metrion distinto, una configuración nueva, revienta la lógica monotemática de la literatura sacudida, no sin querellas, por un halo imaginario que se instala en el centro de la razón, casi como un eco heraclíteo de opuestos: por un lado el raciocinio analítico que organiza el horror y manipula a su vez el campo de lo inesperado, justificando el escepticismo del lector, y por otro, el desborde de lo absurdo que hace ya palpable lo inverosímil e inadmisible. Es en esa zona glacial donde su pluma se mueve, muy al contrario del “desvarío de una grosera imaginación que como la positiva experiencia de una mente (…) los ensueños de la fantasía han sido siempre letra muerta y nulas verdades”.[6] Confluyen de este modo los sueños con la realidad, como si no fuesen sueños sino una mezcla expandida en sus grietas cual “héroes” de sus narraciones, especialmente la mujer, que se mantiene siempre en un “entre”: en tránsito continuo, con la vida absorbida gota a gota cual Retrato Oval, y asimismo volviendo de un espacio lejano hacia el hombre común, ya desde el roce con aquella muerte que se anuncia y retira en la antigua data de una Ligeia, Morella o Eleonora. Y es en esa misma ciudad – Baltimore, Boston, New York- donde por períodos de trabajo como editor y columnista de variadas revistas, Poe elabora los pormenores de una trama detectivesca que le tienen por padre en la innovación del relato, como dijera Borges, de aquel “caudaloso género policial que hoy fatiga las prensas” [7]; con mr. Dupin[8] armador de piezas que el psicoanálisis aduce en el aplazamiento incesante del significante, en La Carta Robada que es símbolo de pérdida y ausencia radical. Pero más que repetir estos lugares, discutidos entre otros por Derridá, la particularidad de Poe estriba en su capacidad 
para otorgar una potencia nueva en relación a lo oscuro a aquello más simple y trivial; en otras palabras, potencia desde un carácter rudimentario, señalando otros gestos de lo que está ahí mismo en lo real: ya desde una ventana, una piedra, el ala de un pájaro, unos dientes. “Da un sentido más puro a las palabras de la tribu” señalaba Mallarmé en el poema dedicado a su tumba.[9]. ¿Qué indiscreción, qué de informulado alojan esas frases poeianas acerca del habitante de la gran urbe, cuando del hombre de la multitud afirma: “él es el tipo y el genio del crimen profundo, no quiere estar nunca solo”? No hay contornos definidos para este hombre, pero sí es poseedor de facultades hasta el paroxismo agudizadas, replegado en su conciencia atormentada cual Roderick Usher[10] y su estancia palaciega casi viviente; es aquél hombre furtivo que divisa paisajes de vapores en las alturas de Al Aaraaf cuando todavía en la metrópolis no se instalaban las luminarias de gas. O William Wilson perseguido por su doble, que no es otro que sí mismo. ¿Y en todas las formas de imaginación, qué ha quedado fuera? El efectista Poe atisba lo mismo el acento de las formas y el alma de las construcciones paseando la lógica por el “fárrago de efectos discordantes” de los salones burgueses ahogados de trilladuras y exceso de colgaduras en ese “moblaje racional”[11] que ofende la mirada, como sostiene en Filosofía del Moblaje; escrito éste que en otro contexto ordena la escena, abriendo un trecho al método calculado, y rítmico de lo que llama Filosofía de la Composición. La dureza lógica, señala él mismo, está sujeta por “la imaginación que es anterior a la conjetura”[12] pues éste es el lugar que le asigna a una ciencia alucinada, a una sabiduría pretérita como variedad de la imaginación moderna, una "forgotten lore"[13], inquiriendo un miedo atávico, así como observa un hombre un día en su meditación de siglos desavenidos, sobre el busto de Palas Atenea, en el horror del tiempo condensado en el estribillo que escucha de un cuervo. Esta es la mirada de Edgar Allan Poe, donde parece que todos los follajes del orbe hubiesen sido explorados, sino el mundo entero: los acantilados de Noruega, el estrecho de Magallanes, las montañas libias, las ruinas de Persépolis, los bergantines fantasmas del océano o la urbe estadounidense. Mirando desde este último enclave, ahora, en una esquina obscura donde el castillo de su aliento a exhalar hubo, rechina el eco de su país cascabeleante - cual gorro de Fortunato[14] o príncipe Próspero[15]- hacia el horizonte que él construyó, más lejano que todos los destinos, ése que se aloja en la imaginación y circunda las alturas saltando sobre el mundo en la cosmogonía de Eureka.

Notas.
[1] A. Poe. Poemas. “A dream within a dream”. Para nuestros efectos, solo utilizamos el nombre del poema.
[2] A. Poe. El hombre de la Multitud
[3] A. Poe. Un Descenso al Maelström
[4] Ibid.
[5] A. Poe. El Hombre de la Multitud
[6] A. Poe. Manuscrito Hallado en una Botella.
[7] Borges. Publicado en La Nación (Bnos. Aires) 2 Octubre 1949. II Edición, p. 1
[8] A. Poe. Los Crímenes de la Rue Morgue.
[9] Mallarmé. Poema póstumo “La tumba de Edgar Poe”.
[10] A. Poe. La Caída de la casa de Usher.
[11] A. Poe. Filosofía del Moblaje. Ensayos y Críticas. Alianza Editorial, Madrid. 1973. p. 218
[12] A. Poe. Filosofía de la Composición.
[13] A. Poe. El Cuervo
[14] A. Poe. Fortunato es un personaje de “El barril de Amontillado”
[15] A. Poe. El Príncipe Próspero es un personaje de “La máscara de la muerte roja”
Fotografías 1 y 2, propiedad de Harry Clarke.